Tempranillo con chips... o de como darle a un vino el gusto a la madera sin una barrica de roble.

Andamos con la mosca detrás de la oreja desde hace ya algún tiempo... esos vinos que están saliendo al mercado con exclusivas ofertas, o vendiéndolos a 2x1... hacíamos las cuentas y no nos salían. Con lo que cuesta una barrica (sobre todo si es nueva de roble francés) como es posible que existan vinos, los denominados "robles", que se vendan al público por menos de 4 euros e incluso crianzas que siempre están de oferta dos por uno.

 

La respuesta es bastante sencilla... se utilizan chips. Los chips de roble (o viruta) se añaden al vino cuando está en el depósito de acero inoxidable como si de una infusión de té se tratase obteniendo en 1 mes el gusto a madera equivalente a un año de estancia en barricas de roble (a groso modo puesto que hay muchos tipos de chips y muchas formas de añadirlos al vino)... El proceso es mucho más barato... ¡Ojo!, no queremos decir que todos los vinos con madera de menor precio de 4 o 6 euros contengan chips puesto que en el precio del vino entra más factores que la madera (utilizar barricas más viejas, excedentes de vino, "crianzas" rejuvenecidos con vino joven, e incluso cabe la posibilidad de que la bodega sea una excelente negociadora de precios y eficiente en la elaboración de vinos).


Así que nos pusimos en contacto con un fabricante de chips (Eno-Roble) para realizar nosotros un experimento que compartir con nuestros clientes. Tras hablar con varios técnicos y enólogos dimos con la fórmula para añadir chips al vino ya embotellado.


Hemos de agradecer a Bodegas Abadía de la Oliva que nos dejasen experimentar con sus vinos puesto que la mayoría de las bodegas a las que pedimos permiso, para realizar nuestro experimento sobre sus vinos, se negaron en redondo aludiendo que eso era algo que mejor que no supiera la gente.


Tras un mes de crianza en nuestra bodega, los vinos están listos para ser bebidos y hemos preparado la degustación para disfrutar con todos nuestros clientes... 6 botellas de Tempranillo joven a las que se le han añadido 3 gramos de viruta de roble de diferentes procedencias y tostados, una de ellas es la botella "control", la cual se manipuló pero no se le añadieron chips, para poder comparar la evolución del vino manipulado pero sin adulterar con una botella de vino adulterado.


Los resultados son desconcertantes, pese a nuestras tácticas amateurs, los vinos que salen de las botellas vienen con un delicioso aroma a madera, en el caso del "tostado americano medio" no ha reducido para nada la carga frutal que tiene este vino sino que lo ha potenciado a la vez que en boca el característico regaliz está mucho más presente acompañado con unos ligeros toques tostados


Otro de los tostados de roble americano se han fundido en perfecta armonía con el vino y el aroma a vainilla en equilibrio con la fruta nos han dado un resultado excelente, en boca es mucho más sabroso y sobre todo la madera está perfectamente integrada con la fruta haciendo sus aromas mucho más sutiles... ¡muchísima vainilla!.


El roble francés también se fusiona perfectamente con el vino pero le confiere un caracter completamente distinto dependiendo del tostado que haya sufrido la madera e incluso en algunos casos nos parece que el aporte es excesivo (lo deberíamos de haber descorchado antes)... Una madera diferente que resta carga frutal al vino y nos encontramos con un vino de muy fácil paso por boca y aromas más sencillos en comparación con el vino "control".


En ninguno de los vinos el color del vino ha sufrido un cambio significativo, sigue pareciendo a la vista un vino joven como el que se comercializa, es al olerlo y al probarlo cuando se descubre el aporte de la madera.

Conclusiones:

Mucho nos tememos que hay mucha engañifla en el sector, las virutas de roble se comercializan legalmente (existe una normativa europea para su uso pese a estar prohibida su utilización para la elaboración de vino en muchos consejos reguladores, prohibición que en muchos casos solo es indicada como sustitutivo de la crianza en barrica pero no en la elaboración del vino). Es un producto que se vende muchísimo pero que curiosamente ninguna bodega compra (o por lo menos reconoce comprar).

Explica los precios de determinados vinos en el mercado (muchos de ellos con etiquetas que nos avisan de largas crianzas en roble), sin duda, su utilización abaratan los costes de producción... Lo barato sale caro, la prueba es que por muy buena oferta que compremos seguramente estamos pagando de más.

Los chips se comercializan con registro sanitario y no son perjudiciales para la salud, el timo está en que nos vendan como "crianzas", o como "reservas", o como "robles" vinos que no lo son y nos los cobren como tales... todos los que han probado este experimento han destacado que comprarían estos vinos, lo molesto es que les engañen, todos los clientes que pasaron por nuestras instalaciones y los probaron dijeron que les gustaba el resultado.

Por muy bueno que sea el resultado, los vinos no están igual de maduros que con una larga crianza en barrica y no consiguen ese punto de integración que nos encontramos con vinos de larga estancia en roble y cuando guardamos el vino una temporada esos sabores y aromas se diluyen... los vinos con chips de momento no son vinos que aguanten una larga estancia en botella (por lo menos en nuestro experimento, que hemos filtrado y guardado un par de botellas). Son vinos de comercializar y beber.