Casal García... Mar embotellado...


Hay momentos en los que la hora del día, tu estado anímico y físico, la temperatura, el sol, el clima y si se me apura diré tambien que los astros, se combina para que en ese momento del día sea un vino en particular el que mejor encaje contigo. Cuando esto ocurre y se acierta con el vino solo hay una palabra que puede pronunciarse tras tomar la primera copa... ¡joder!.

Y esto es lo que nos ha pasado con Casal García, Vinho Verde elaborado en Minho, en la Costa Verde Portuguesa, coupage de 4 variedades autóctonas del Norte de Portugal (y en consecuencia tambien de Galicia).

Nada más abrir la botella se observan esas pequeñas burbujas que luchan por escapar del líquido, esa pequeña aguja natural que nos indican la ermosa juventud del vino, al arrojar el vino en la copa, el vino se torna transparente, seguramente por un efecto óptico causado por el color azulado de la botella, puesto que cuando el ojo se acostumbra resulta un vino amarillo pálido con muy poca intensidad de color.

Sus aromas me recuerdan al mar, tal vez debido a la influencia del ojo al ovserbar esa pequeña espuma producida por su vertido en la copa, burbujas rápidas, como olas rompiendo, huele a cítricos, huele a frutas, huele a mar, huele a flores y muy a los lejos nos llegan pequeños aromas golosos.

En boca su golosa acidez rompe el embrujo, sus diminutas burbujas se expanden por toda la boca, un vino amable, que perdura, que se queda en boca, que nos pide otra copa, refrescante, sincero, un vino para repetir.

Así pues elegi abrir este vino en el momento idoneo, antes de comer, a modo de aperitivo, su juventud y fructosidad me pedia que lo acompañase de productos del mar, su aguja me reclamaba tempuras, asados de carnes blancas...

Sin lugar a dudas un vino que merece, y mucho, la pena probar, conocer y seguir.

Me voy a comer, que sin lugar a dudas este vino me ha abierto el apetito.

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